Tarde comprendí…
Que tus ojos ven por los de ella,
Que tu mirada sigue sus huellas,
Son sus palabras las que esperas,
Sus manos las que acarician tu alma.
Tarde comprendí…
Que sus besos son tu alimento,
Sus miradas las que te incendian,
Y su calor el que te quita el frío,
Su corazón gemelo del tuyo,
Tarde comprendí…
Que fui novedad fútil en tu vida,
bifurcación en tu largo sendero,
breve descanso en tu cotidianidad,
Variedad en tu mesa y nada más.
Tarde comprendí…
Que fui descanso a tu ansiedad,
Aspirina para tu dolor de cabeza,
Espejismo de oasis en tu desierto,
Recipiente y crisol de tu soledad.
Tarde comprendí…
Eres tan mío como la luna del sol,
Como el segundo de la eternidad,
Tus besos como limosnas al mendigo,
Y que tu ausencia es mi única verdad.
Tarde comprendí…
Que mientras ella no está, existo yo,
Y a su regreso no hay más para ti,
Que sólo fui uno de tus pasatiempos,
Que hacía ligera la espera por ella.
Tarde comprendí…
Que la grandeza de mi amor empequeñecía,
Cada vez que a ti fervorosa me entregaba,
Suplicante de tu atención, me denigraba.
limosnera de tu atención, me humillaba.
Tarde comprendí…
Que no eres para mí, ya tienes dueña,
Soy totalmente prescindible en tu vida,
Que mi partida ni siquiera percibirás,
Y el adiós, que mi me mata, ni te dolerá.
Que tus ojos ven por los de ella,
Que tu mirada sigue sus huellas,
Son sus palabras las que esperas,
Sus manos las que acarician tu alma.
Tarde comprendí…
Que sus besos son tu alimento,
Sus miradas las que te incendian,
Y su calor el que te quita el frío,
Su corazón gemelo del tuyo,
Tarde comprendí…
Que fui novedad fútil en tu vida,
bifurcación en tu largo sendero,
breve descanso en tu cotidianidad,
Variedad en tu mesa y nada más.
Tarde comprendí…
Que fui descanso a tu ansiedad,
Aspirina para tu dolor de cabeza,
Espejismo de oasis en tu desierto,
Recipiente y crisol de tu soledad.
Tarde comprendí…
Eres tan mío como la luna del sol,
Como el segundo de la eternidad,
Tus besos como limosnas al mendigo,
Y que tu ausencia es mi única verdad.
Tarde comprendí…
Que mientras ella no está, existo yo,
Y a su regreso no hay más para ti,
Que sólo fui uno de tus pasatiempos,
Que hacía ligera la espera por ella.
Tarde comprendí…
Que la grandeza de mi amor empequeñecía,
Cada vez que a ti fervorosa me entregaba,
Suplicante de tu atención, me denigraba.
limosnera de tu atención, me humillaba.
Tarde comprendí…
Que no eres para mí, ya tienes dueña,
Soy totalmente prescindible en tu vida,
Que mi partida ni siquiera percibirás,
Y el adiós, que mi me mata, ni te dolerá.
2 comentarios:
Admiradísima D. D.
Mi más profundo respeto por la maestría con la que plasma sentimientos encontrados que amalgaman un amor. Nunca es tarde amiga, para comenzar.
Saludos
Gracias mi estimada amiga, este poema es por una querida, muy querida amiga mía, yo sólo le presté mis palabras...
Pero ella se aferra a ese amor "compartido", esperemos que pueda sobreponerse, es una bella mujer por dentro y por fuera... merece lo mejor
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