miércoles, 3 de enero de 2007

FUNESTA MALDICIÒN


Un día tras otro caen como soldados muertos
fulminados por el veneno de tu desamor
fatídicos testigos de tu indiferencia
que impide que contemples mi agonía.

Gemidos desgarradores y silenciosos
que gritan a tus sordos oídos mis “te amo”,
resuenan en la bóveda oscura de mis noches.
las mismas que se prolongan veinticuatro horas.

¡ Tú ! sordo y ciego egoísta que me enfureces.
incapaz de distinguir entre fango y tierra fértil
¡tú ! tonto desalmado a quien odio... y tanto amo.
que arrojas a los cerdos las perlas de mi amor.

Si tu supieras cuántas veces te he matado,
Cuántas veces de mi ser te he exorcizado,
Y vuelves a posesionarte de mis pensamientos
Regresas como maldición funesta a mi vida.

¿ DIME QUIÉN ?



Como te he amado, nadie más,
Como te he buscado, nadie más,
Lo que yo te he dado, ¿dime quién?


Como tu me has humillado, nadie más,
Como tu me has utilizado, nadie más,
Lo que tu me has lastimado ¿dime quién?

Y aún sabiendo que no eres para mi,
Aquí sigo, sin dignidad y sin orgullo,
Esperando lo que cae de su mesa,
Para sacarte de mi... ¿dime qué hago?

ESPINAS EN LA PIEL


Espinas en la piel tus palabras,
Dardos envenenados en mi sangre,
No sé desde cuando fui tu enemiga,
En que momento me gané tu rencor.

Desde cuando necesitas vencerme,
Desde qué momento te urge atacarme,
Y sobre todo ¿por qué antagonisamos?
Dime, ¿desde cuándo?.

No sé que prefiero, si tu fría indiferencia
O tu apasionado antagonismo,
Lo único que sé es que me duele,
Y yo sin saber el porque de tu enojo.

Las palabras dulces se me amargan,
Las miradas ardientes se congelaron,
La sonrisa se tornó incredulidad,
El hielo del desconcierto me congeló.

TARDE COMPRENDI


Tarde comprendí…
Que tus ojos ven por los de ella,
Que tu mirada sigue sus huellas,
Son sus palabras las que esperas,
Sus manos las que acarician tu alma.

Tarde comprendí…
Que sus besos son tu alimento,
Sus miradas las que te incendian,
Y su calor el que te quita el frío,
Su corazón gemelo del tuyo,

Tarde comprendí…
Que fui novedad fútil en tu vida,
bifurcación en tu largo sendero,
breve descanso en tu cotidianidad,
Variedad en tu mesa y nada más.

Tarde comprendí…
Que fui descanso a tu ansiedad,
Aspirina para tu dolor de cabeza,
Espejismo de oasis en tu desierto,
Recipiente y crisol de tu soledad.

Tarde comprendí…
Eres tan mío como la luna del sol,
Como el segundo de la eternidad,
Tus besos como limosnas al mendigo,
Y que tu ausencia es mi única verdad.

Tarde comprendí…
Que mientras ella no está, existo yo,
Y a su regreso no hay más para ti,
Que sólo fui uno de tus pasatiempos,
Que hacía ligera la espera por ella.

Tarde comprendí…
Que la grandeza de mi amor empequeñecía,
Cada vez que a ti fervorosa me entregaba,
Suplicante de tu atención, me denigraba.
limosnera de tu atención, me humillaba.

Tarde comprendí…
Que no eres para mí, ya tienes dueña,
Soy totalmente prescindible en tu vida,
Que mi partida ni siquiera percibirás,
Y el adiós, que mi me mata, ni te dolerá.